LA SOLEDAD. Esta historia que voy a relatar podría ser de cualquiera de nosotros…

Enfrascados como estamos en nuestros objetivos profesionales, olvidamos muy a menudo los compromisos que adquirimos el día que decidimos la vida en pareja. Hasta que una mala hora nos hace apercibirnos de la situación que estamos viviendo con ella

 

Había estado todo el día hablando con unos y con otros

 

Incluso había momentos que le abrumaba toda aquella gente

 

Entre tantas personas a su alrededor, busca afanosamente encontrar un momento para él

Ya que precisa reflexionar

 

Al anochecer llega a casa cansado, esperando encontrarla como siempre y, poder explicarle todas las cosas que le preocupan

 

Llama a la puerta pero nadie le abre…

 

La luz está apagada en todo el apartamento

 

Como si presintiera algo, se dirige a la habitación, entre en ella y, se encuentra los armarios abiertos, se ha llevado toda su ropa

 

De pronto, se da cuenta que allí encima de la cama hay una nota

 

Que dice:

 

¡Me he ido, no podía aguantar más esta soledad; te quiero Marta!

 

¡Se hunde en el desconsuelo!

Es lo mismo, como si el cielo y la tierra sé le hubieran caído encima

 

Se va al mueble bar y, se llena un vaso bien colmado de güisqui

 

A la mañana siguiente…

 

Se despierta en un antro de esos que no cierran nunca

 

Desconoce cómo puede haber llegado allí

Busca afanosamente su teléfono y, lo encuentra tirado en el suelo

 

En el lugar hay otras gentes como él

 

Intenta entablar alguna conversación para saber dónde está

 

Pero nadie le hace caso

 

Hasta que un camarero se le acerca y, le dice:

 

¡Vaya cogorza que ha cogido amigo!

 

Desea contestarle, pero apenas balbucea, para preguntar:

 

¿Dónde estoy?

 

Poco a poco se va desvaneciendo, de la misma manera que desaparece el hielo en un refresco

Los recuerdos se van volviendo más borrosos

 

Hasta que llegado un momento esta triste, pero no sabe muy bien por qué

 

Su cerebro acude en su ayuda, ordenándole a su memoria que disuelva el ingrato recuerdo

 

Y, así podra volver a ser feliz

 

¡Qué sabia es la naturaleza!

 

 Piensa él

 

¿Qué difíciles son las relaciones de pareja?

 

Después de todo el cerebro dictará lo que quiera, pero, a su corazón aún le quedan muchos recursos

 

Quizás por eso decía…

 

¡Que es sabía la naturaleza!

 

Finalmente veremos cómo acaba la historia, porque esto no ha hecho nada más que empezar

 

Esta es la historia que repiten una y otra vez, los que queriéndose comer el mundo se quedan solos

 

Y lo peor es que dentro de esta soledad, tampoco encuentran en su profesión aquello que se aventuraron a buscar

Sí, puedes estar pensando que a ti eso no te ocurrirá

 

Y, no solo eso. Si no que además el mar está lleno de peces

 

Que ingenuo quien pueda pensar de este modo

 

Pues algún día comprenderá que la vida es solo una

 

Sí…

 

Y en esa una tiene que caber todo para ser feliz

No es mi costumbre hacer una moraleja, pero reflexiona al respecto, trabajes en lo que trabajes se responsable

 

¡Eso sí!

 

Pero no vendas tu alma al diablo

Bueno y hemos llegado al final de la historia, alguien podrá pensar que me estoy dirigiendo solo a los hombres

 

La persona que piense así…

 

¡Estará muy equivocada!

Porque en los tiempos que corren hoy, también se pueden incluir a las mujeres

 

Y ahora sí, dime a que te ha invitado a pensar esta reflexión y, como siempre te ruego que lo dejes escrito en la bitácora.

Esta cuestión me resulta imprescindible para continuar rumiando nuevas situaciones vistas desde un ángulo distinto a los demás.

¡Hasta la próxima!

 

AB

 

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