¡YO NO TRABAJO!

Ciertas mañanas cuando me despierto, la lucidez me permite comprender lo pequeños que somos. Y, lo absurdas que son nuestras disputas mundanas que emprendemos por cosas nimias que nos llegan a sustraer los momentos de tranquilidad. Como quiera que ya tengo unos cuantos años cumplidos, consecuentemente he perdido prácticamente todos mis antecesores. Ahora la vida la contempló como tantos otros de un modo distinto, a lo que eran mis años de aquella lejana juventud. Que distantes me quedan aquellos tiempos, donde todo lo tenía por hacer. Recuerdo la ilusión que acompañaba aquella inocencia, con la que emprendía los nuevos logros.…

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