¡HABLANDO CLARO! Filosofía esencial, aplicada para médicos, enfermos y entorno.

Tengo la satisfacción de presentar en primicia mi última publicación, todo es tan incipiente que estoy a la espera de las noticias de la editorial y consecuentemente, aún está pendiente el diseño de la cubierta del ensayo, tan pronto tenga noticias me congratularé de hacerlas públicas.

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Una cosa más que deseo participar, al acabar el libro, con el que he estado trabajando más de dos años, de pronto me ha dado un bajón, es como si alguien muy intimo se hubiera ido y lo peor es que nunca más volverá. A esto, ahora debo añadirle el sentimiento de culpa que me inunda por haber abandonado la bitácora durante tanto tiempo, sin bien, en descargo tengo que decir, que a resultas del último libro que escribí: «Del hechicero a la medicina actual», en las entrevistas que mantuve con varios doctores, algunos de ellos coincidieron en la misma pregunta ¿la empatía se puede aprender? La consulta no me resultó baladí, pero sí en parte no dejo de sorprenderme, sobre todo porque venía de unos profesionales de muy alto nivel. Eso me hizo pensar, que ellos también eran conscientes, de lo que precisamente era una de las cosas que denunciaba en el libro.

De acuerdo con esto, como consideré, que una respuesta lacónica no solucionaría la cuestión, me dispuse a escribir un nuevo libro, donde esta vez, no solo profundizaría en la empatía, sino que además ofrecería motivos, para que esta indispensable capacidad pudiera ser desarrollada por cualquier profesional de salud que se precie y tuviera la voluntad de hacerlo.

Pero antes de entrar en materia, creo preciso explicar porqué enfermé y las vivencias que todo eso representaron para mí. Sí, soy plenamente consciente, que todo ello, me deja mal parado, pues no he escatimado ninguna responsabilidad en mi dolencia. Si bien, de la misma manera que me expongo, también este hecho, me da fuerzas para denunciar ciertos comportamientos, en el bien entendido, que la única razón para ello, es una mejora para el bien de la medicina, de la que soy plenamente consciente de lo que le debo, lo más preciado que puede tener un ser, la vida. Y eso precisamente, me ha dado pie, para profundizar en la empatía. Pues, a lo contrario de lo que se suele pensar, esta sensación, no tiene nada de natural, sobre todo si se debe extender sobre personas que son desconocidas. Con esta motivación expuse una teoría que evolucionará, a lo que denominé empatía profesional. Explicar esto aquí no solo sería largo, sino también un spoiler, que atentarían contra el interés que pueda suscitar el nuevo libro.

No obstante, antes creo que es sumamente importante, tener en cuenta de donde partimos. Se parte de la base, de lo que dentro del ensayo defino como medicina mecanicista. O, dicho de otro modo. Para la curación no se valoran los aspectos psíquicos que pueda disfrutar o padecer, el enfermo. Ahí solo se estudia el órgano afectado y poco más, a no ser que de una forma fehaciente, se esté perjudicando otras partes del organismo. Y por si alguien le pasa por la cabeza porqué lo sé ya que no soy médico, le diría que es fruto de mis experiencias como enfermo.

Quizá me podría explicar mejor, con un ejemplo que habitualmente utilizo para facilitar la comprensión: «En la enfermedad existe otro mundo que camina paralelo al conocimiento del médico, esas circunstancias se manifiestan ocasionalmente cuando el paciente evoluciona de una forma o de otra. Eso explica que no hay enfermedades y lo que hay son enfermos».

De todo esto se desprende muy bien, la importancia que pueden tener tanto las actitudes, como las palabras del médico. De ahí que he puesto a la empatía sobre una supuesta mesa de operaciones y la he diseccionado, para analizar lo que representa, así como las ventajas que tiene en el restablecimiento del enfermo. Y, en la medida que se profundiza en ella, surge su antagónico natural, que es el narcisismo, ambos conceptos, aunque por separado se complementan, pues como en el estudio se evidencia, son muchas las veces que es preciso ciertas dosis de narcicismo en el ejercicio de la labor del médico… Y, ahí lo dejo, pues volvería a caer en otro spoiler.

Podría extenderme más, pues dentro del ensayo, también se debaten otros asuntos, siempre relacionados con las actitudes y comportamientos, de los profesionales sanitarios. Por lo que en la búsqueda de abundar en la publicación, he planteado algo que considero injustamente ignorado en el ejercicio de la medicina, me refiero, a los llamados: campos morfogeneticos, esta interesante visión puede ayudar a comprender como funciona la intuición y la telepatía, indispensable para el buen hacer del médico.

Bueno y a la espera de poder ofrecer nuevas noticias, sobre en que stuación se encuentra la obra, me despido y te agradeceraia mucho que hicieras algún comentario al respecto, de esta publicación.

Antoni Beltrán

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