Todas las noches en que aparecía la Luna llena, atraía a la marea, la subía y, la bajaba, mientras que centelleante llamaba al mar. Este le contestaba con el chasquido que hacían las olas contra las rocas, hasta que llegado un momento se sincronizaban de tal manera que creaban una danza de indescriptibles y, sonoras melodías, donde la naturaleza parecía elogiar aquellos elementos capaces de crear una poesía tan inusitada para cualquier imaginación que pudiera contemplar aquellas noches mágicas. Ofrezco esta reflexión como el simbolo que se encuentra en las personas cuando estan en una simbiosis; si lo crees oportuno deja aqui lo que te hayan podido inspirar estas letras.
AB